Una de las entradas que hasta
ahora ha tenido mayor aceptación ha sido la de la economía de fichas que podéis
encontrar aquí. Como ya dije, esta manera de
regular la conducta es muy positiva para niños de hasta aproximadamente 12 años
pero, ¿qué pasa cuando son mayores?.
Está claro que la transición de
primaria a secundaria supone para ellos un cambio drástico, del que hablaremos
en otro post más adelante. A ello, tenemos que sumar los cambios tan importante
que sufren en la adolescencia en la que comienzan a adentrarse. Ellos se
consideran personas “adultas” y quieren que se les trate como tales, pero
claro, muchas de sus conductas y madurez no se corresponden con esta etapa
adulta de la vida.
A partir de los 12 años los
gritos, enfados y malos modos se convierten casi en un diario, por ello no sabemos
que solución dar, ya que en muchos casos no se sabe si es mejor dejarlos salir
con los amigos o dejarlos en casa castigados por una mala conducta anterior.
¿Qué es un contrato de conducta?
Un contrato de conducta es un
documento en el que el chico se compromete a cumplir con las exigencias plasmadas
en dicho papel a cambio de la recompensa estipulada. Si ese contrato no se
cumple no se le concederá dicho premio.
En algunos casos puede resultar
una nimiedad, pero si es cierto que la mayoría de las veces da muy buenos
resultados, ya que para niños o adolescentes a estas edades supone una
responsabilidad enorme el firmar un contrato.
Esto se debe a que en muchos casos
ellos emparejan la palabra contrato con temas laborales, que a su vez quedan
relacionados con personas adultas, que al fin y al cabo, es lo que pretenden
ser. Este hecho les supone una responsabilidad que intentan cumplir para
intentar demostrar lo que cada día demandan a sus padres o profesores.
En la imagen que encuentran a
continuación se presenta un ejemplo de contrato.
Con este tipo de contratos, al
igual que con la economía de fichas, pretendemos reducir conductas indeseadas
así como fomentar las que queremos que se presenten. Un ejemplo lo encontramos
en querer que los alumnos estudien y aprueben con buenas calificaciones las
asignaturas en el curso, a cambio, en el contrato se presenta que podrán ir a
ese campamento de verano que tantas ganas tienen de ir o a un concierto de su
grupo favorito.
Debemos tener en cuenta que la
recompensa estipulada debe poder cumplirse, ya que si somos nosotros los que no
cumplimos con el contrato, puede suponer una desilusión y desasosiego para los
chicos, que haga que se revelen aún más ante nosotros.
Bien pues hasta aquí el post del
domingo, espero que haya quedado claro, y para cualquier duda ya sabéis, solo
tenéis que poneros en contacto y estaré encantada de intentar ayudaros. Un
saludo. Y gracias por seguirme a todos.
Imágenes vía
beatriz-hdez.webnode.es, irenita-pina.blogspot.com
Una idea estupenda. Creo que este contrato hace que el adolescente adquiera más responsabilidad.
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