La frase de “mi niño no come” la
escuchamos continuamente por parte de muchos padres preocupados por esta
situación. Por ello, en este post vamos a realizar algunas recomendaciones que
pueden suavizar este aspecto.
Para que los niños coman todo
tipo de alimentos, es esencial que empecemos a enseñarles a comer desde que son
pequeños, si no, después será mucho más complicado para nosotros y para ellos.
El primer hecho importante es
comenzar a comer la papilla. Este paso no suele ser demasiado complicado, ya
que al final acaban accediendo sin demasiada dificultad. Algunas de las
recomendaciones que se pueden dar si este paso presenta algunas dificultades
son las siguientes:
1. Establecer la comida como otra
rutina más como puede ser la del baño, o el sueño.
2. Ponerle el babero, utilizar la
misma cuchara y el mismo plato ayudan a que ellos se acostumbren a comer la
papilla.
3. Si en alguna de las comidas no
ha surtido efecto, dejarlo y volver a preparar toda la rutina cuando le toque
de nuevo sin darle nada sustitutivo entre una comida y otra.
El segundo paso importante y, en
muchos casos con muchas más complicación que la iniciación de la papilla es el
paso de papilla a alimento sólido. Este paso es aconsejable antes de los 2
años. Se debe tener paciencia, ya que en muchos casos resulta muy difícil pero
seguir dándoles papilla hasta los 4 años porque es más cómodo tanto para ellos
como para nosotros es un error. Los niños necesitan masticar la comida y con
paciencia todo se puede conseguir. Si cuando no quiere comer, por ejemplo, una
tortilla, se le acaba dando una papilla, siempre presentará el “berrinche”
porque sabe que así conseguirá lo que quiere.
Cuando este paso está más o menos alcanzado pero siguen
presentando dificultades para comer podemos llevar a cabo una serie de
estrategias como las siguientes:
- Mostrarles que hay que comer de todo (no solo lo que ellos quieren) y explicarles la importancia de la dieta equilibrada (podemos basarnos en una pirámide alimenticia como la siguiente).
- En segundo lugar, pidámosles que nos ayuden a hacer el menú. Para ello les daremos una lista de comidas que sí les gustan y otras que no, tendremos que realizar con ellos el menú semanal con ellos intercalando todos esos alimentos.
- Siempre que nos sea posible, pedirles que nos ayuden en la cocina, y si lo que no quieren son verduras, meterlas en lasaña, hacer pollo con verduras trituradas en una salsa para que ellos no las noten, entre otras.
- Establecer un tiempo limitado para las comidas, no podemos permitirles que pasen 2 horas comiendo y se les junte con la merienda. Para ello, podemos ponerles en la mesa un reloj y así, si empiezan a comer a una hora y media, cuando la aguja llegue al 12 tendrán que haber terminado, por ello, se les retirará el plato esté como esté. Es muy importante evitar distracciones como la televisión. Mejor tenerla apagada durante la comida y concederles el premio de ver los dibujos si han comido bien.
- Por último, recordad que es importante que coman los que se ha acordado para ese día. Y no, que se les cambie la comida porque no les guste. Cuando pase la media hora y no hayan comido se les retira el plato hasta la hora de la merienda y comerán lo que toque para merendar, así sucesivamente. Es importante no darles después un dulce, chocolate, o algo de comer que a ellos les guste porque nos dé pena que se queden sin comer. Ya que si les damos lo que quieren se saldrán con la suya y nos llevarán a su terreno.
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